Tuesday 19 June 2012

Capítulo 11



Capítulo XI




Ni siquiera puso mucho empeño en su apariencia, como regularmente hacía todos los viernes por la tarde. Cosa extraña para su alguien de su edad, pero Manuela desdeñó al salir, como todos los demás objetos, la enorme luna de su recámara también.

_ Take a raincoat, por si llueve, Manuela. No salgas nomás así. ¿Te vas a ir sólo en sandalias? Deveras que andas muy rara.
_ ¡Ay, mamá!
_ ¡Mira!, ahí viene Héctor; está estacionando su camioneta.
_ Nooo, I´m gonna use the back door, then. Inventa lo que quieras, pero hoy no quiero verlo. You got it?

Por la prisa, Manuela atropella a su padre en los peldaños que llevan al patio trasero; aún cuando debido al golpe ha caído al suelo, no toma en cuenta ni el dolor ni tampoco que ha manchado su pantalón de mezclilla deslavada. Voltea para corroborar si es que Héctor ya está entrando a su casa, y continúa la huída.

_ Hey, no regreses tarde. Don´t forget you promised you were coming with me to the match tomorrow morning!

El celular de Manuela empieza a vibrar en la mesa principal del comedor de su casa. Sorprendido por el descuido de su hija, Víctor lo toma con su mano izquierda y contesta:

_ Hello? No, ella no está en casa.
_ ¿Hace cuanto que salió? No sé, tal vez hace dos horas por lo menos, se fue antes de que anocheciera y comenzara a llover.
_ ¿A qué hora regresa? Uy, eso sí va a estar difícil saberlo, es Viernes por la noche.
_ Vale, gracias.

Como un reflejo condicionado Manuela hurga en el bolsillo izquierdo de su pantalón, no trae su cell phone. "Mejor, hoy no quiero que nadie me encuentre". Por vez primera siente esa necesidad de estar sola. "¿Será eso lo que llaman conciencia, o tal vez eso que la cursilería de las canciones que me gustan nombran como soledad?"

_ Hi! Can I help you?
_ Sí, me gustaron, las cosas esas, ¿cómo se llaman?, las que les ponen a las lámparas para tapar los focos.
_ ¿Pantallas?
_ Sí, esas. Están muy bonitos sus colores, pero deben costar muy caras.
_ Ni tanto. ¿Cuánto pagarías por ellas?
_ No sé, ¿12? Está muy bonito tu collar, me gusta ese color.
_ Es ámbar
_ Hay muchas cosas raras en tu tienda.
_ Sí, vienen de varias partes del mundo.
_ ¿Viajas mucho? A mí me gustaría visitar y conocer muchos lados.
_ Sí, algo, no tanto como quisiera. Todavía me falta visitar China. ¿Naciste aquí en los esteits?
_ No, mis papás me trajeron de Venezuela cuando estaba muy chiquita, ya casi ni me acuerdo de allá.

Frecuentemente la nostalgia carcome, por eso su inquieta personalidad y curiosidad sin límites han descubierto un tesoro: un gabinete tubular metálico, repleto de películas en los antiguos formatos beta, VHS y DVD. Nunca ha sabido porqué le atrae la cinematografía.
Su madre lo atribuye a su difunto abuelo paterno, operador del primer cinematógrafo del pueblo natal de su padre.

_ ¡Hey, tienes la de crash!
_ Sí, por cierto, ¿escuchaste que atropellaron esta mañana a un señor de por aquí?





Capítulo 10



Capítulo X






El televisor está apagado. Sin embargo, sentada al borde de la cama, Manuela permanece quieta, absorta frente a la gris pantalla plana.



_ Todo me puede mentir menos tu ojos, nena. Esta noche no me pediste permiso para salir. What´s going on? What´s wrong with you?



_ Nada, I´m OK. Hoy no tengo ganas de salir.



Tu padre y yo vimos un auto esta tarde, es pequeño pero creo que te va a agradar.



_ ¿Qué harías tú si viste algo que no deberías, no, más bien que no querías ver?



_ ¿Alguien más vió lo que dices?



_ Nadie más, no como yo, lo ví todo.



_ Así que no lo vieron todo. ¿Quiénes no lo vieron todo?



_ Mis amigos, you know, con los que siempre ando, los que a veces vienen aquí a la casa.



_ Amigos… alguno debe quedar por ahí. Te sugiero que no entres en los juegos de secretos, nena.



_ I got no secrets.



_ Si acaso te quedara alguno, cuenta lo que te guardas a un amigo, alguien de tu entera confianza, de esos difíciles de encontrar, y libérate de esa intranquilidad. Te apuesto que ellos no esperan a que alguien más lo sepa.



_ Whoever they are.



_ Right! No matter how powerful they are. Muy pocos soportan la transparencia, cariño. Me entristece que hayas aprendido así que el mundo no es lo que tú creías, ni siquiera el de los amigos.



La alta y espigada mujer madura está a punto de salir de la angosta recámara, cuando Manuela remata la conversación.



_ By the way, hoy me bajó mi primera regla.



La mirada esquiva, el paso acelerado, los movimientos descoordinados en general. La boca reseca, con ese sabor metálico resultado de haberse negado a probar bocado alguno. Ayleen se dirige directamente a la cocina y rápidamente, de un solo trago, bebe un vaso de agua.
_ Mum, my Nemo and I missed you so much. Are you gonna take us to bed, tonight?



_ Yes, I am, darling.



_ Are you upset? Did I do anything wrong?



_ No, you didn´t. It´s me, honey. Have you already drank your milk? I brought more tonight, and ice cream for tomorrow, OK?



Sutilmente, tomándola por los pequeños hombros, Abel envía a Carelys afuera de la cocina.



_ Puedes ir a jugar a mi estudio un momento, nena.



_ Can I?



_ Yes, please.



Ayleen enciende ahora la cafetera. Desearía que la bebida aliviara milagrosamente la insoportable tensión de la jornada.



_ No has regresado en tu uniforme del restorán.



_ Hoy ha quedado muy manchado, papá.



_ Me alegra que lo hayas hecho más temprano que de costumbre, la niña no ha podido acostumbrarse a ese trabajo tuyo.



_ No terminé el turno de esta noche; y espero nunca completar uno más ahí. ¿Podrías avisarle a Don Emiliano que sí acepto el trabajo que ofrecen en la asociación, por favor?



La sala es amplia, el amueblado caro pero de un ostensible mal gusto; el escarlata predomina en la decoración del espacio. En una de las esquinas, junto a la chimenea, un hombre y una mujer, madre e hijo intercambian impresiones sobre lo recientemente ocurrido.



_ No te preocupes al final salió bien. Ya nos estaba causando muchos problemas el borrachín ese. Últimamente le estaba entrando a lo nuestro también.



_ ¿En dónde dices que estaba mijo?



_ No esperaba que Héctor y los otros chamacos anduvieran cerca de ahí cuando pasó todo.



_ Lo malo es que ahora tenemos que encontrar otro paisa que nos haga lo mismo, que además nos sea útil sin causarnos tanta lata.



_ Es una lástima que el chico ese que se junta con Héctor, no tenga el mismo carácter del papá.



_ Olvídalo, Héctor me ha dicho que es muy nervioso, y en este negocio ya sabes qué es lo que se necesita.



Aunque de módelo reciente, la pick-up no parece lo suficientemente amplia para los cuatro pasajeros.



_ Pon las mochilas atrás del asiento Paco, o no vamos a caber todos, y te vas a tener que ir tú en la caja de atrás.



_ Aso, ¿pues qué haces? Hay dos laptops, tres Webcams diferentes y un montón de CDs y DVDs por acá.



_ Nothing especial. Ya sabes que la música me gusta un chingo.



_ Pues, pa´ ser uno de tus gustos acá debe salirte medio caro el chistecito –observa Lupe.



_ No, no, no. Manuela que se siente al lado de mí.



_ Uy, tú. ¡Ya bájale!, ni que fueras la última Pepsi en el desierto.



_ Oye, ¿porqué ustedes tienen puras trocas, y todas son oscuras? –pregunta Manuela.



_ No sé, mi abuela siempre las escoge así. Nunca hemos comprado una de color brillante. Está raro porque las oscuras son más peligrosas en carretera por la noche, creo. Los carros de colores brillantes se pueden detectar más fácilmente.



Sin la edad reglamentaria para conducir, Héctor evita las avenidas grandes. Con la imprudencia propia de su juventud, Héctor acelera rápidamente el vehículo por las calles del vecindario.



_ Cool it down, buddy. Nadie aquí tú lleva prisa –explota Lupe.



_ Sí Héctor, ya mero te llevas al pobre perro de Don Tavo –secunda Manuela.



_ Tampoco lo pongan nervioso, porque así no se maneja bien –Paco intenta calmar los ánimos y apoyar al conductor.



No tardan mucho en avanzar cuando, casi llegando a su destino, todos en la cabina observan que una rauda camioneta arrolla a uno de los vecinos. El golpe es seco y brutal, el cuerpo del transeúnte es levantado en vilo por los aires, y después de una complicada pirueta, la cabeza del infortunado impacta directamente con el pavimento. La muerte es instantánea.



_ ¡Aso, madres!, no creo que ese pobre se haya salvado. ¡Vamos a ver en qué podemos ayudar! Manuela, si traes tu celular llama a una ambulancia rápido, –ordena Lupe en tono imperativo.



Con todo y su impericia, Héctor logra detener su auto, a una prudente distancia del suceso. Todos salen corriendo velozmente hacia el lugar donde ocurrió el atropellamiento; pero Héctor ya condicionado voltea en todas direcciones y alcanza a ver la troca de Mr. Cain.

Monday 18 June 2012

Capítulo 9



Capítulo IX







El ajustado short y la ombliguera le recuerdan a Abel el restorante donde su hija labora.



_ Are you going now, mum?



_ Yes, Darling. I gotta work the night shift today.



_ Por cierto, hoy me llamó Don Emiliano. Me dice que hay un trabajo en una de las asociaciones de inmigrantes que pudiera interesarte. El salario es el mismo, tal vez dejarías de percibir las propinas, pero estuve platicando con él, y los horarios podrían serte más convenientes. Piénsalo, para mi no es ningun problema hacerme cargo de la nena mientras tú trabajas.



_ Ok, lo voy a considerar. Es difícil, porque perdería todo ese dinero extra.



Ayleen voltea a mirar a Carelys, a la cual baña un haz de luz vespertino, que se cuela por el amplio ventanal de la vivienda de madera. El ocaso está proximo en la costa de Florida.



_ Ultimamente la niña está creciendo muy rápido, pronto irá al kinder y van a aumentar sus necesidades.



_ Mum, I like Sansón a lot. Can I have a puppy like him, please?



_ Not now, sweetheart. I can´t take care of a pet.



_ Please, please.



_ We´ll talk about that later; I really gotta go. Love you.



De reojo, Héctor ha estado observando los movimientos de las muchachas.



_ Mira allí anda ese pinche güero quieriendo cotorrearse a aquellas. ¡Vente!



_ What´s up, Dickie? Have you told your Daddy that we won last weekend? Oh, I almost forgot that he was there.



_ Yes, I heard that; I hope that you can win the title without the top scorer of the league.



_ Sure we can. We have a real team now, no stars anymore. By the way, I scored twice.



_ Good Luck, buddy. You are gonna need it.




Entrenado por su abuela a percibir hasta el más mínimo detalle, Héctor ha notado el dejo de fastidio en la cara de Lupe.



_ ¿Vas a venir al partido del sábado? La Manuela ya está bien apuntada, mi estimada.



_ ¿Qué va a haber o qué pa´que me apunte?



_ Pus fut, ¿qué más? ¿No escuchaste que ya estamos en finales?



_ No me lo perdería por nada del mundo. Bastante tentador.



_ ¿Apoco sí muy aventada? Si en verdad te gusta el peligro, aquí el Paco y yo vamos a jalarle pa´ su casa ¿Le entras? A Manuela ni le pregunto, ya sé que ella no es rajona. ¿Cómo la ves?



Manuela extrañada frunce el ceño, y Lupe de por sí sabe que Héctor no es el tipo de amigo en el que uno puede confiar.



_ Oye, yo no te dije que íbamos a mi casa.



_ Oh, usted confíe en mí, hasta a ti te va a gustar, ya lo verás. ¿´tonz qué? ¿Se va a hacer o no? Es viernes, el resto de las clases están de hueva.



_ Orale pues, ¿traes coche? Porque tú eres el único de nosotros que carga uno.



_ Ozzz, ¿tú qué crees? Mi abuela me prestó la troca hoy.



_ Pus ya se va haciendo tarde, ¿no?




Sunday 17 June 2012

Capítulo 8





Capítulo VIII








_ ¡Ah!, una última cosa viejito, que se te quede bien tatuado mi nombre en esa cabezota dura: yo me llamo Rafa. ¡Vámonos, compas!



_ ¿Qué? ¿Apoco lo vamos a dejar así nomás?



_ Súbete a la troca, acamaya. Tú manejas.



_ ¡Orales!, esa voz me agrada. Todavía no me ha tocado meterle pata a la güera.




Cabizbaja y desencajada, Manuela se acerca y saluda a su mejor amiga: una rechoncha

morena, hija de una oaxaqueña que prefirió la Florida a California.




_ Deveras que eres pendeja, Manuela. ¿Apoco te volvió a mandar al carajo, ese Héctor?



_ Ya sabes que así es él.



_ Yo prefiero al flaquito que siempre anda con ese.



_ Es muy plano.



_ Ni tanto.



_ No me refiero a eso, tonta. No sé. Es demasiado no sé cómo.



_ Lo que pasa es que a ti te gusta que te maltraten. Nomás porque el Paco le tiene

mucho respeto al Héctor, pero se ve que te trae un resto de ganas.



_ No es cierto.



_ ¿No te digo que eres pendeja?, chécate la próxima vez las miradas que te avienta y verás si no.




El edificio es pequeño pero de concreto, pintado de verde pistache en el exterior, como queriendo no llamar la atención. Dos cuartos, una improvisada cocina y un baño al fondo es todo. Tres viejos escritorios, y un montón de sillas de plástico recargadas contra la pared son parte de su raquítico inmobiliario. Tres archiveros metálicos gris rata guardan los datos de no pocos latinoamericanos que han llegado al sur de la Florida, huyendo del desastre económico en sus países de origen. Las paredes, y los whiteboards son insuficientes, porque en ellos no sólo se postean los trabajos disponibles, a los asociados que trabajan por cuenta propia, también les es permitido ofrecer sus servicios. Ultimamente abundan los técnicos en computación.




_ Ese mi zapato. ¡Qué transa, mi viejito! ¿Nos vas a echar la mano de vuelta?



_ Pues, aquí me tiene paisano, pa' lo que se ofrezca.



_ Deveras que pocos como tú. ¿Qué necesidad de estar de voluntario a tu edad todavía?



_ Hasta que me vaya de minero, nunca se me va a olvidar la balona que me hicieron cuando llegué por estas tierras.



_ Hombre, no es nada, mi hermano. Mira, ahorita todos los changarros están que se las ven negras, mi buen. Así que vamos a tener que abrir los fines de semana también, mientras se compone la cosa... si es que se compone. Mi mujer ya llenó de veladoras toda la casa. No es broma. La mera neta, desde que yo llegué nunca había sentido una crisis tan fuerte como la de ahorita.



_ Ya sabes que conmigo puedes contar, pero los sábados no puedo, es el día que juegan los chamacos, y hay que estar al pie del cañón.



_ ¿Puedo contar contigo el domingo, entonces? Nomás sería medio día. Dígamos de 8 a 12, o de 7 a 11, como tú gustes.



_ Me parece mejor de 8 a 12, yo le entro, compa.



_ Ya vas. ¡Ese mi Sansón!



_ ¿Apoco sí está muy dura la cosa?



_ Mira, con decirte que de nuestra tierra ya nos está llegando gente de estados que antes nunca habíamos visto.



_ Sí te creo. El otro día que hablé con mi hija me contó que la cosa está del cocol en México. Si ella no estuviera en el sindicato ya desde cuando hubiera pensado en venirse también.



_ Oye, Emiliano, por cierto. Tú que tienes buen ojo pa' la raza de buena cepa. Estamos necesitando alguien que nos ayude a llevar los archivos de la asociación, y si se puede que le arrastre un poco a los numeros. La paga es más que el mínimo que dan en las marquetas bien negreras de por aquí. ¿Cómo ves?



_ Mmm. Creo que sí tengo una conocida, y estudió algo parecido. Deja y le comento para ver si le interesa.



_ Perfecto, tú me avisas.



_ Sale. Me despido porque ando nomás de pasadita. Cuenta conmigo. Yo les caigo el domingo, pues.




Capítulo 7





Capítulo VII






_ Ya está, hoy tenemos 12 en total, viejito. A Leo lo dejamos en la banca por el momento. ¿Cómo ves?




_ Ok. Pasa, por favor, los uniformes que sobraron pa' guardarlos en la cajuela de mi carro.




_ En el primer tiempo sí nos estaban poniendo un buen baile, la neta. Si no es porque el Fernando se la rifó de Keeper - creo que jugaba un chingo al basket en Sonora-, nos la hubieran dejado irineo en el primero. Quedamos uno a cero en ese tiempo, loco.




_ ¿Apoco sí fallaron mucho los otros?




_ No mano, nos traían como calzón de puta; en una de esas que la bola pega en el poste y se pasea por toda la raya, pero el Fer al final se quedó con ella. Nos salvamos, güey.




_ Me dijeron que están chidos los uniformes.




_ Ah, eso sí. Según el papá del nuevo los regaló para el equipo después que el pinche ojéis del Mr. Cain se llevo los otros.




_ ¿Quién soy?




_ Don't fuck me, Fer.




_ ¿Qué para ti tengo las manos de hombre?




_ Ah, pinche Manuela. ¿Qué quieres, cabrona?




_ Te traje una lata.




_ Mejor deja de estarme dando lata tú, le estoy platicando al Paco del gol que metí el sábado.




_ Hi, Paco! Bueno, cuando te canses de tú maldito fútbol me buscas.




_ Ah sí, te decía. En el primero me la bajó chido de cabeza el chavillo ese, y que cruzo el disparo de zurda, ya ves que casi no le pego con esa, pero no había de otra y entró abajo bien angulada.




_ Vamos por una lata, ¿no?




_ Oye, ¿estás bien, compa? Acaba de venir la Manuela y la mandaste al egg.




_ Tú no te fijes en eso, es que la tipa es bien empalagosa. ¿Vienes o no?




- Wow, what a big truck, grandpa!




- Sí, ya me había dado cuenta, nenita.




Una alta y espigada silueta recargada sobre la camioneta no pierde detalle del partido con el auxilio de sus binoculares.




_ Parece que algunos están muy interesados en las habilidades de tus jugadores, Emiliano.




_ ¡Qué va a ser! Es Mr. Cain, deveras que es necio ese señor.




_ ¿Qué crees que se le ofrezca a nuestro amigo?




_ Fácil, vernos perder, pero no se le va a hacer a mi compadre.




_ Mmm, como quiera corre la voz, y que vengan lo más que se pueda de mujeres para el el próximo partido.




_ A la orden, mi general; pero primero tenemos que ganar este y vamos perdiendo, compadre.




_ Por el momento me preocupa más este caballero, y le vamos a enseñar un lenguaje que no ha aprendido aún. Los muchachos van a ganar, ya lo verás.





El vacío refrigerador y lo avanzado de la noche obliga a Emiliano al ayuno involuntario.




_ Deja de estar husmeando en la basura. !Carajo, ni leche tenemos, Sansón!




_No le hagas mucho caso, Emiliano. La muchacha no sabe nada.




_ Tal vez ella tenga razón, y solo estoy perdiendo el tiempo con el sindicato. Yo y mis molinos de viento.




_ ¡Qué va a tener la razón! ¿No lo vimos con tu compadre Carlos? Hasta ahorita le está yendo bien, pero deja que cambie la dirigencia y ya verás como la dejan chiflando en la loma por insensata.




_ Pues sí, pero mientras las tengo sufriendo.




_ Nada. Yo no sé otras, pero yo quiero un hombre así; cabal como tú. Yo estoy feliz contigo, y a mi no me hace falta nada. Prefiero sufrir en lo material, y no que me faltes tú.




Son fácilmente reconocibles. Aunque muy jovencitos, su modo de vestir estrafalario, apantallador, vistoso en extremo los delata. Las gruesas cadenas doradas sobre el pecho despejan las pocas dudas que le quedan. De todos modos, echa un rápido vistazo a la fila de autos último modelo que recién estacionaron frente al pequeño negocio en que trabaja.




_ Good morning! Can I help you?




_ Buenas, el inglés no es necesario, todos aquí podemos hablar perfectamente en español, hasta tú, si lo que nos dijeron es verdad.




_ Sí, soy mexicano y crecí hablando español. ¿En qué puedo servirles, pues?




_ Dices bien, a lo mejor y nos sirves, abuelito.




_ Eso va a depender de lo que ustedes quieran.




_ Nos dijeron que eres ducho en esto de la cerrajería, y lo mejor, que eres muy discreto, además de que vives solo.




_ Vete al grano, carnal. ¡Pregúntale ya si se va a hacer o no!




_ Aguanta vara. Aquí mi estimado no es una de tus golfas, bato.




De un brusco empujón el más bajito aleja al robusto impaciente.




_ ¿Cómo ves y le sacas una copia a esta llavecita, mi buen?




_ A ver, permítame. Mmm, he visto muy pocas veces este tipo de llaves, pero duplicarlas está prohibidísimo, necesita conseguir un permiso muuuy especial. Yo no le entro. A lo mejor el compa en el mall le puede echar la mano. El es mucho mejor que yo en este trabajo.




_ Que sea el mejor o el peor es lo de menos, te escogimos a ti porque nos dieron el pitazo de que sabes mantener el pico cerrado.




_ Disculpe usted, pero yo no puedo entrarle a eso que me pide.




_ ¿Sabías que te estás poniendo muy rejego, mi estimado? Supongo que no quieres poner en riesgo el poco tiempo que te queda, abuelito. No sabes a quién le estás diciendo no, ¿o sí?




_ Me imagino a quién me estoy negando. Soy mexicano y no nací ayer, joven; me han amenazado de muerte más de una vez. De frente y también de modo más sútil que usted. Por el poco aire que me resta respirar de aquí a que me entierren, puedo darme un lujo que a otros les está tal vez prohibido.





_ Bien dicho, viejito. Mira, na' más por lo franco me caíste bien. Te la voy a pasar esta vez, pero la próxima no te voy a pedir permiso. Te voy a venir a traer y me vas a abrir lo que te pida sin chistar. ¿Estamos claros?




_ No sé porque tengo el presentimiento que no vamos a volver a vernos, joven. Vaya usted con Dios.






Friday 15 June 2012

Capítulo 6



Capítulo VI





_ Espérenme, por favor, que se me olvida Carelys.


_ Leo, baja acá, pibe.


_ Are we going now, grandpa? Nooo!!!


_ Come on! Don Armando tiene que cerrar la tienda. The store is closing now.


_ Right, viejito! ¿Le dijiste a Don Abel que pasas por él? Si me tardo hoy más, a lo mejor mañana no me ves. Llévate las camisetas y los balones para no tener que dar una explicación tan larga a mi mujer.


_ Ahorita le hablo a Tavo para ver si puede llevar las credenciales de los chamacos al registro.


_ ¡Qué tal, buenas noches!


_ Yes, what can I do for you?


_ Pues, quisiera registrar a otro jugador en nuestro equipo.


_ Mmm. Va a estar difícil, ya entramos a las finales.


_ Lo sé, pero perdimos unos jugadores esta semana, creo que eso si está considerado en el reglamento, ¿no?


_ Ok, ¿cuál es el nombre del equipo?


_ The Revolutions.


_ Oooh, yes! Es el mismo equipo que trataron de sacar del torneo ayer.


_ ¿Qué?


_ Sí, ayer vino un señor que nos trató de convencer de sacar a este equipo del torneo porque,… bueno no pudo bien a bien explicar las razones; y no lo dejamos; en este momento el sacar a un equipo nos metería mucho ruido. Por eso le explicamos que tenían que permanecer en la liga.


_ Ya veo. Pues ese mismo señor se llevo a unos de los niños de nuestro equipo y ahora tengo que registrar otros para cubrir el hueco.


_ ¿Qué pasó, mi Zapato? ¿Se pudó? Pregunta Tavo atropelladamente.


_ En eso estoy. Me decía el señor que Mr. Cain intentó sacar al equipo del torneo.


_ Nooo; no es cierto.


_ Aquí están las fotos del niño.


_ ¿Qué edad tiene? Éste no alcanza los 10, ¿o sí? I am gonna turn a blind eye on it, porque se me hace que no van a completar si no les registro a más jugadores.


_ Perdona por llegar tarde, tuve que ir a comprar una calling card para llamar al Potosí, las cosas están calientitas en mi país y más por ahí. Me llamo el Víctor, me dijo que consiguieron los uniformes y los balones.


_ Eso sí es cierto, un amigo de un amigo nos los donó, es precisamente el papá del niño que acabo de registrar. ¡Están preciosos!, mañana los vas a ver. Bueno, me despido, ya te imaginarás que por mi edad ya me cuesta trabajo despertar.


_ ¿Traes el auto o te doy un “raid”?


_ Me voy a pie.


_ ¿Vas a creer? Este barrio es bravo, Zapato.


_ No te preocupes, traigo al Sansón, y ese perro impone respeto a más de uno. Ten, aquí tienes la nueva credencial. Mañana a mediodía nos vemos, ok?


Es época de huracanes en la costa de Florida, aunque hasta ahora la temporada ha sido particularmente benigna. La llovizna ha por fin cesado en Tampa. “Llegando voy a checar el clima para ver si vamos a tener sol mañana.” La calle no es la mejor alumbrada de la ciudad, por lo que, a pesar de que su edad, Emiliano se mantiene alerta.


_ ¡Huele a petate quemado, Sansón!


Emiliano alcanza entonces a distinguir a una figura que le es familiar, sentada sobre una desvencijada cerca metálica.


_ What are you doing here, old man?


_ ¡Qué tal, Héctor! Fui al registro, si se le pasa ese efecto, ¿viene a jugar mañana?


_ ¡Oooh! Sí es para el relax, y mañana echarme unos dos que tres golecillos por ahí, je, je. ¡Ah! Hace un ratote te andaba buscando mi abuela, te fue a buscar que por lo de la botella, así dijo ella.


_ Ok, sale pues, si ves a tu abuela me la saludas, y mañana nos vemos en el partido, si Dios lo permite. Ok?


_ Cool, old man. Y ya no te preocupes tanto, se te va a arrugar el cutis, je, je.


El tono rojizo del firmamento presagia buen tiempo. “Creo que después de todo no va a haber necesidad de checar el Internet.”


_ Ha sido un día largo, todo mi esqueleto se está quejando, Sansón. Como creo que no va a llover, esta noche te me quedas afuera; además está muy bochornoso, creo que el chipi-chipi alborotó al calor.


_ Me tienes que llevar al mercado de Cuernavaca, me lo prometiste. Tengo que comprar un montón de cosas, y el chicharrón que quieres para tus picadas está mejor allá. Y ya te terminaste las pepitas con limón que me trajo la marchanta de Guerrero.


_ Está bien, sólo porque te dí mi palabra. Ya sabes que me fastidia ir hasta allá en Domingo.


Aunque está bien entrada la clara mañana el suelo permanece húmedo aún. De tal modo que el perro mancha sus bermudas, al apoyar sus patas sobre él.


_ Después de todo Doña Elsa tiene razón es hora de darte un baño, tú. Trae acá tu toalla, flojo. Eso, creo que finalmente aprendiste. Deja me echo un cafecito y regreso. ¿Sale?


_ Carajo, casi se me termina el café de grano. ¡Ah, ya sé! A lo mejor la muchachita esa tiene buen café, luego lo paso a checar a su tienda.


Al darle el primer sorbo al líquido siente un vaguido, acompañado de un dolor intenso, punzante que le oprime el pecho. Con una rápida y profunda respiración logra recuperarse esta vez; pero su pensamiento no logra aclararse a plenitud, por un instante se siente extraviado, todo le es extraño en la pequeña cocina de hombre solo. El celular vibra varias veces antes de que pueda recuperar completamente el sentido.


_ ¡Hey, Zapato! ¿Porqué no contestas, viejito? No creo que tengas a una damisela por ahí, ¿o sí? Anyway, sólo te hablo para decirte que, aunque ya sé que vas a pasar por Don Abel, no se te olvide llamarle a Don Armando también, ok? Vale, al rato nos vemos, viejito.


Mecánico, casi autómata contesta:


_ Ok, gracias por recordarme… Víctor.


_ Creo que siempre sí tienes a alguien allí, viejito. See ya!


_ No me mires así, ya sé que tengo que ir con el doctor, te prometo que pronto voy, ok? No muerdas la manguera, ya mero termino, carambas. Todavía tengo que bañarme yo también.


_ Bueno, ya estás listo, ahora nomás no te vayas a revolcar.


El sol inmisericorde ha secado el pasto por completo.


_ Creo que esos hacen un buen trío, Abel.


_ Así es. Y eso que apenas se conocieron ayer.


_ Oye, Emiliano; ya ni la joden, mira que usar el uniforme de el New England Revolution.


_ En mi pueblo tenemos un dicho que dice: “a caballo regalado…”, Don Armando. Parece que alguno se quedó con la herencia de Mr. Cain.


_ Gimme that ball, sucker!


_ Hey, Héctor! Leave Leo alone, and you get another ball, there are plenty today.


_ ¡Qué tal, Víctor!


_ ¿Qué pasó viejito? Oye, están buenos estos balones. ¡Buenos días, Don Abel!


_ ¿Dónde está tu hijo?


_ Por ahí debe andar; parece que apenas nos vamos a completar, viejito.


_ No me digas que no volvió a venir el hijo de Onésimo.


_ Afirmativo, mi estimado Zapato. Parece que aquel andaba en su estado natural anoche otra vez, y se desquitó con el chamaco; lo ha puesto como Santo Cristo para variar. En fin, una lástima porque el chamo juega muy bien.